El rincón natural

domingo, 15 de abril de 2007

El problema con los transgénicos


Transgénicos: ¿realmente una amenaza?


La liberación de semillas y otros productos genéticamente modificados abre una enorme incertidumbre por sus posibles impactos sobre la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la salud humana. Pese a ello, las autoridades mexicanas han permitido la libre importación de estos productos, lo cual ha provocado en algunas regiones la contaminación transgénica de los cultivos de maíz (De estos temas se ocupa la campaña de Transgénicos, originada por Greenpeace).

Desde 1999, Greenpeace ha insistido ante el gobierno mexicano para que prohíba las importaciones de maíz transgénico, brinde a la población información precisa sobre los transgénicos aprobados para su uso y comercialización, mantenga la actual prohibición a la siembra comercial de maíz transgénico y establezca mecanismos que obliguen a las compañías que introduzcan en México productos transgénicos, o sus derivados, a que se responsabilicen en caso de daños a los ecosistemas y/o a la salud humana o animal.
La respuesta oficial ha sido un incremento en las cuotas de importación de maíz (de las cuales alrededor de un tercio es transgénico) y el ocultamiento de los estudios que confirman la contaminación de los cultivos mexicanos. Asimismo, no se ha brindado apoyo u orientación a los campesinos afectados ni mucho menos se ha elaborado un plan de acción para atender este problema que pone en riesgo la seguridad alimentaria de las familias campesinas.
A principios de 2005 se aprobó la Ley de Bioseguridad que, lejos de proteger la biodiversidad de los maíces que existen en México, abre las puertas a las empresas agrobiotecnológicas. La "Ley Monsanto" promueve la introducción de transgénicos sin etiquetado -obligatorio en la Unión Europea-, y no establece parámetros claros para definir responsabilidades en caso de daños a los ecosistemas o a la salud pública.

Directo al corazón
En 2001 se dieron a conocer los primeros estudios que revelaban que la sierra de Oaxaca, el centro de origen del maíz a escala mundial, ya presentaba contaminación transgénica. Lo mismo ocurrió poco después con Puebla. De esta manera, México se convirtió en el único centro de origen de un grano básico para la alimentación mundial que ha sido contaminado con transgénicos.
Esta situación pone en grave riesgo a las comunidades campesinas e indígenas por varias razones. En principio, los granos transgénicos están patentados y la corporación propietaria de la patente puede demandar a aquellos campesinos que tengan ese grano en su siembra. Eso ya ocurrió en Canadá y nada impide que pueda suceder en México, especialmente si los terrenos agrícolas resultan atractivos para las empresas.
Por otro lado, los campesinos ya no podrán separar parte de su cosecha para la siguiente siembra, como lo han hecho desde hace miles de años. Con los transgénicos se verían condenados a comprar semillas y fertilizantes especiales para cada siembra.
Esto, no sólo pone en riesgo su seguridad alimentaria y la de muchas otras poblaciones. También amenaza su cultura, toda vez que el maíz mantiene una ancestral e indivisible relación con su gente, con sus costumbres culinarias, sus formas de convivencia y expresiones religiosas.

Por principio, precaución

Como los transgénicos son organismos vivos, una vez liberados al ambiente pueden reaccionar de maneras imprevisibles y difícilmente pueden ser controlados. Por ello, Greenpeace considera que se debe aplicar de forma estricta el principio precautorio, en vez de utilizarlos en la producción de los alimentos que llegan a nuestra mesa día con día.


A manera personal considero es necesario poner atención a la gran demanda de producción de cultivos como el maíz, que han sido ancestralmente conocidos, uitlizados e indispensables para el sustento de nuestra cultura. Sin embargo, los tiempos cambian, los ecosistemas se alteran, y en veces es necesario echar mano de técnicas modernas biotecnológicas para mejorar sustancialmente aquellos productos que la propia naturaleza nos ha conferido. No está demás recalcar que la propia naturaleza es un sistema evolutivo vigente, y sí, es cierto, no existen registros claros acerca de insvestigaciones sobre los riesgos de utilizar organismos transgénicos y sus repercusiones en el ambiente, entonces, creo yo que mejor sería buscar el apoyo tanto de gobiernos como de asociaciones como Greenpeace para promover investigaciones que realmente esclarezcan las dudas concernientes a dichos problemas. Es tarea de todos pues todos vivimos y nos alimentamos en el mismo planeta.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nature

Science

Molecular Biology and Evolution - current issue

Genes & Development